miércoles, 16 de octubre de 2013

Las flores del desvarío

A veces... me siento tan enamorado, veo las plantas, siento la brisa, veo la luz del día, y estoy extremadamente contento, como si pronto fuese a ver algo, a alguien, y entonces quiero contarle todo, quiero que vea exactamente el mundo que yo puedo percibir.

A veces... me descubro con cada sentido despierto, a pesar de estar ya completamente apagado, es como si una ola me revolcara, y no me cabe tanto sentimiento, pero entonces aunque estoy lleno, y me sumerjo ebrio en una risa tonta, no puedo recordar porqué.

A veces...  me quedo atrapado en esa voluptuosidad de puntillas de las piezas de Fauré a medianoche, en esas salvajes flores danzantes de Paul Klee, en ese amparo que tienen las sonrisas francas, que nunca que veo, que sólo puedo recrear como un collage mental, con retazos de lo que he percibido, sin ya recordar en dónde.

A veces... me asombro, pues pienso que no es mío, sino algo más que está en el aire, brotando al azar sin patrón alguno, y así pues como de todo me enfermo, sin conocer el motivo, me enamoro como en un desvarío, que no busco, pero tampoco rehuyo, como si viniese solo, fuera de mí, para volverse mío.


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