viernes, 27 de septiembre de 2013

Dispara.

Se encuentran afuera en medio de la nada los dos personajes,
uno de ellos se dispone con un rifle al hombro a disparar,
está apuntando hacia arriba y tiene un ojo entrecerrado.

OJOS DE INSECTO:
¡Voy a dispararle! ¡Voy a dispararle!

EL FLACO:
¿Qué haces? ¡Para!

OJOS DE INSECTO:
¿Qué hago de qué? ¡Voy a dispararle! ¿Me oyes? ¡Voy a dispararle!

EL FLACO:
¡Si tu nunca has disparado un arma! ¿Qué haces?

OJOS DE INSECTO:
¡Ya te dije! ¡Le voy a disparar!
-Se señala a la cabeza-
Aquí yo he disparado una y mil veces, es más hasta a tí te he disparado.

EL FLACO:
¿A mí?
-Cara de tristeza y confusión-

OJOS DE INSECTO:
No, bueno, hijo no.

EL FLACO:
¿Pero por qué a mí?
-Comienza a sollozar sin lágrimas y a desesperarse-
¿A mí?

OJOS DE INSECTO:
No, bueno, hijo no. Yo sólo le quiero disparar a ese sol, y sí les he disparado muchas veces a muchos, pero no, no a tí. ¿Por qué no puedes esperar a que yo termine de hacer lo que tengo que hacer y luego lloras, vá?

EL FLACO:
Está bien. Pero rápido.

Ojos de insecto se dispone a llevarse el arma al hombro y a apuntar, pero ahora se siente culpable, se desespera.

OJOS DE INSECTO:
Hijo, pero yo también hago ésto por tí. Es que el sol no respeta. Déjame resolver ésto.

EL FLACO:
Está bien. Está bien.

Ojos de insecto apunta el rifle hacia arriba, pero igual el sol lo enceguece.

EL FLACO:
Para. Para. Pero... ¿para qué quieres hacer eso?

Ojos de insecto baja de nuevo el rifle y dirije su cara hacia El Flaco mientras habla, señala con el rifle y vá caminando hasta el flaco a medida que comienza a hablar.

OJOS DE INSECTO:
Mira. Míralo bien.

EL FLACO:
¿Qué?

OJOS DE INSECTO:
Míralo.

Ojos de insecto se acerca y señala con el rifle al sol.

OJOS DE INSECTO:
El sol. No prestas atención.

EL FLACO:
Sí, ya lo veo.

Ojos de insecto susurra.

OJOS DE INSECTO:
Míralo, el sol, se ríe de nosotros, ¿cómo se atreve? con su orgullo, su orgullo pedante, su brillo.

El flaco tiembra, se sonríe.

EL FLACO:
¿Sí?

Ojos de insecto sigue hablando así casi imperceptible, pero manteniendo la tensión.

OJOS DE INSECTO:
Se burla de tí. Se burla de mí. Se burla de todos. El día todo soleado, él no respeta nuestra tragedia. Todos los días el sol sale igual. A él no le importa nuestra catástrofe. Su burla es su indiferencia. Sigue su mismo camino. Sigue su mismo patrón. Entra y se vá cuando quiere. No respeta nuestro luto, y vá a placer burlándose, de tí, de mí, de todos.

EL FLACO:
Pero acaso ¿no hay quienes salen sólo por ser su gusto, o su necesidad o tal vez su destino?
Tal vez nosotros no tengamos que ver. Tal vez su camino sea suyo y simplemente no sea algo en contra nuestra.

OJOS DE INSECTO:
Hijo estás cayendo en la mentira. Hijo estás cayendo en su juego. Hijo... ¡Que me dejes dispararle te digo!

Forcejeo. Disparo al aire. Ojos de insecto toma el rifle de nuevo.

EL FLACO:
Dispara. Vamos dísparale al aire. Dispara.

Ojos de insecto se lleva el rifle de nuevo al hombro y enfoca. Suda de nuevo. Se seca con una sola mano. El flaco lo vé directamente. Ojos de insecto está nervioso. El flaco sigue con su mirada directa. Ojos de insecto ríe nerviosamente. El flaco vá y le quita el rifle y apunta rápido.

EL FLACO:
Muy tarde.

El flaco apunta y dispara sin dudar. El impulso lleva al flaco hacia atrás. De repente se oye un trueno y comienza a llover. El día se torna oscuro sin cesar. Ojos de insecto se lanza al piso.

OJOS DE INSECTO:
Gracias hijo. Gracias por vengarnos. Al fín ha obtenido su merecido.

Ojos de insecto está tranquilo, sonriendo sentado en el piso. El flaco está conmovido de darse cuenta que el objetivo de Ojos de insecto parece por fín tener sentido.

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