viernes, 27 de septiembre de 2013

Disolución y absolución.

Caída, caída estrepitosa, una vez fué una caída estrepitosa, dí mil vueltas, me caí en un agua y sentí un sabor en la boca de sangre, los dientes se me clavaron en la parte interna de los labios, pero sentí en mente como si hubiese caído sobre miel, yo quería quedarme, ¿o quería correr? no lo recuerdo, recuerdo que la sangre se me fué a las piernas, por lo que asumo que quería correr, pero me quedé igual, porque algo quería quedarse, así que me disolví, me disolví, una parte, la que se siguió moviendo fué la que corrió, pero se quedó absurda y por ende muerta, casi sobreviviendo con lo necesario, la que se fué, que fué la que en ese momento quiso quedarse, esa parte quedó viva, pero suspendida... Y como ser íntegro, aunque disuelto en el agua, permanecí flotando... a unos centímetros sobre el agua... porque sólo los bebés saben vivir en ella... los adultos tenemos que flotar sobre ella...

Caída, caída suave, te pregunté dónde estaba tu alma, me dijiste que tal vez con la mía... porque la verdad es que ya no estábamos ahí... y volví a donde caí aquella vez... y me disolví más, y mientras más disolvía, más quería decirte que lo sentía, y no sólo que lo sentía, te pedía perdón, te pedí perdón hace poco, cuando te soñé, pero tampoco me querías ver, y yo tampoco me quería ver, y seguí rodando por el río cuesta abajo, me pegué con todas las piedras, y se hizo de noche y de día, y quería decir que lo que más me entristecía era saber que si estába ahí, sentados en aquel muro, esa película que a uno le pasa en desorden bajo los párpados, porque ahí estaba cada vez que contigo estaba, por eso estaba tan triste, de saber que perdería, si actuaba: el apocalipsis; si no actuaba: mi apocalipsis... y decidí el mío... porque los apocalipsis son mi costumbre... la falta de absolución la tengo desde que nací... y el bautizo no solucionó nada, nada en mí...

Y bueno, el mundo siempre te cacha con su tridente. Siempre te cachan: porque es que hasta el diablo es bueno, te persigue y te lleva al fuego eterno; lo mismo que los ángeles cuando vencen atravesando un dragón... y luego dicen que no trabajan para el mismo... sólo que tienen distinta cara para la foto. Así que, aquel que se disuelve así: él que cayendóse e hiriéndose se conforta, y otra parte ahogándose vá flotando; él que quedándose se queda ausente, y otra parte yéndose se queda adherida; él que a voluntad elige su apocalipsis por deber a sí mismo; y aún más, es consciente de ello, es dos veces traspasado: por el diablo y por el ángel... se disocia... es doblemente castigado... pero es doblemente absuelto.

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