Y yo les hablo con mis ojos de loco,
y yo les digo que al cristo lo crucifican,
y yo les grito con mi labio roto,
y yo les alerto que afuera lo fustigan.
Y subo al calvario todos los días,
y sufro con mi cruz de tierra,
y voy con mi ropa sucia y mi moral limpia,
y hablo solo por las calles con mi piel negra.
Y no soy el Jesús de mármol,
y no soy el árbol que arde,
y no soy el milagro al corrupto ojo,
y no soy heredero del cielo.
Y a mí me matan todos los días,
y no tengo herencia ni familia,
y a mí me fustigan con su miopía,
y no aparezco en libros ni profecías.
Y aquel quiere su milagro del cielo,
y aquel ruega a la piedra seca,
y aquel no vé el pecado en el suelo,
y aquel ora... mientras otros...
Con su Semana Santa en carne viva.
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