Y le disparé a cualquier necesidad que se interpusiese en mi camino,
y cautericé mis heridas con fuego y chispas dejaron mi rostro curtido,
y barrí con mis ojos a cualquier deseo que causase desasosiego asesino,
y sellé mis ojos para deslustrarme y llenarme con el polvo del recorrido.
Y le grité a la catástrofe que al aterrizar aquí fué sin oxígeno y sin llanto,
y solté por igual a bestias y ángeles que desde antes me legaron al infierno,
y reí de la cacería pues guíe a quienes fuesen mis cazadores al laberinto,
y desarmé preconcepciones pues caminé descalzo en el feroz invierno.
Y le despedacé las huellas a la desgracia y bailé en la tumba de la fatalidad,
y andé hacia corpúsculos de la nada y me ofrecieron unirme a su hermandad,
y alumbré con un incendio ante la multitud atónita a todo el desconsuelo,
y fuí implacable... desgarré pasado y origen pues ya mañana me marcho.
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