Lo que para algunos es cierto no tendría que serlo para los otros y los otros tampoco tienen que someterse a los deseos de los algunos, pero nada será más certero que el mundo interior al que nadie podrá fotografiar con cámaras especializadas, ni podrá describir la majestuosidad que despliega en sus atardeceres de colores intocables, pero no por eso es inválida.
El Reinado de lo Invisible es una tierra suave para el viajero de los sentidos cansados, no requiere cuerpo físico, no fué creada bajo patrones normales del entendimiento, da placeres al que los busca sin dañarle, otorga sosiego al labriego de las mentiras de la verdad, es relativa pues muchos han entrado aquí pero ninguno lo percibe igual, nadie sabe dónde queda y se puede accesar sin requisitos córporeos, es improbable y aún así... es.
Es una nación con una cultura interminable pero que no está hervida en pesados intelectos sino acariciada con comprensión, sin límites físicos pues ni la eternidad ni en el infinito logran determinarla, va como los hilos que se reflejan en las dimensiones que no conoce la prueba, no te tropiezas con demás seres si no quieres y si se dá el caso de que así lo deseas pues con sólo pensarlo se organizan fiestas con sus habitantes; los fugitivos del dolor con pies sangrantes son sus más conocidos participantes de primera clase.
Es un gentil piso que te mantiene flotando de donde emergen graciles y extrañas flores que nunca mueren y te abrazan, el viento que no es viento sopla alientos de evocación de tiempos maravillosos que no vivimos; campanas de extraños e inspiradores tonos, que no excluyen a los que sus sentidos en la orbe amarga le fueron arrebatados, nobles hechizos que no se pueden probar ocurren como generalidad en éste espacio sin espacio.
Porque nunca habrá manera de probar su existencia pero eso no indica que sea inválida, si ha sido forjada, pensada, vivida es indiscutiblemente una identidad así no vaya signada en papeles, construída con bloques... Ningún texto, ninguna imagen, ningún olor, ningún sabor, ninguna dimensión que perciba el cuerpo describirá las grandezas de la sustancia con la que se formó El Reinado de lo Intangible.
El Reinado de lo Invisible es una tierra suave para el viajero de los sentidos cansados, no requiere cuerpo físico, no fué creada bajo patrones normales del entendimiento, da placeres al que los busca sin dañarle, otorga sosiego al labriego de las mentiras de la verdad, es relativa pues muchos han entrado aquí pero ninguno lo percibe igual, nadie sabe dónde queda y se puede accesar sin requisitos córporeos, es improbable y aún así... es.
Es una nación con una cultura interminable pero que no está hervida en pesados intelectos sino acariciada con comprensión, sin límites físicos pues ni la eternidad ni en el infinito logran determinarla, va como los hilos que se reflejan en las dimensiones que no conoce la prueba, no te tropiezas con demás seres si no quieres y si se dá el caso de que así lo deseas pues con sólo pensarlo se organizan fiestas con sus habitantes; los fugitivos del dolor con pies sangrantes son sus más conocidos participantes de primera clase.
Es un gentil piso que te mantiene flotando de donde emergen graciles y extrañas flores que nunca mueren y te abrazan, el viento que no es viento sopla alientos de evocación de tiempos maravillosos que no vivimos; campanas de extraños e inspiradores tonos, que no excluyen a los que sus sentidos en la orbe amarga le fueron arrebatados, nobles hechizos que no se pueden probar ocurren como generalidad en éste espacio sin espacio.
Porque nunca habrá manera de probar su existencia pero eso no indica que sea inválida, si ha sido forjada, pensada, vivida es indiscutiblemente una identidad así no vaya signada en papeles, construída con bloques... Ningún texto, ninguna imagen, ningún olor, ningún sabor, ninguna dimensión que perciba el cuerpo describirá las grandezas de la sustancia con la que se formó El Reinado de lo Intangible.
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